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martes, 18 de julio de 2023

“El modelo tiene que cambiar radicalmente para poder dar respuesta a las necesidades de los pacientes”

La atención a crónicos se ve alterada en los meses de verano por distintas circunstancias: cambios de domicilio de forma transitoria, vacaciones de los cuidadores, modificación de las temperaturas, alteración de la rutina… todos estos elementos se deben considerar en la época estival.  Según datos de la Sociedad Española de Atención a las Personas con Enfermedades Crónicas (SEAPEC), unos 22 millones de españoles, algo más de la mitad de la población del país, sufren una o varias dolencias crónicas, que ya representan el 80 por ciento de las consultas de Atención Primaria. Además, supone el 60 por ciento de los ingresos hospitalarios y la primera causa de gasto sanitario. Y, en más del 90 por ciento de los casos,  son la principal causa de muerte. Es necesario que dicho grupo de pacientes tenga una continuidad asistencial integral que mejore su realidad y su calidad de vida. Juan Torres, presidente de SEAPEC y jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Infanta Leonor-Virgen de la Torre de Madrid, explica a EL MÉDICO los cambios que se producen en los meses de verano para garantizar la asistencia a los pacientes crónicos y las recomendaciones específicas para sus cuidadores.

¿Cómo afecta el verano a la atención de los pacientes crónicos?

El modelo que necesita el paciente crónico es totalmente diferente al modelo de atención actual mayoritario, que es el de atención a la enfermedad aguda. Por ejemplo, un paciente que tiene un infarto le hospitalizan y luego tiene un seguimiento periódico. El enfermo crónico es totalmente diferente, en el sentido de que, a lo mejor,  no necesita un seguimiento periódico, pero requiere un acceso rápido al sistema cuando sus enfermedades se exacerban.

¿Cómo debe ser ese acceso?

Los pacientes crónicos necesitan poder contactar con los profesionales sanitarios no solo para el seguimiento de su patología, sino también para todo el tema de educación para la salud y del autocuidado. Esto, realmente, en el modelo actual de seguimiento de pacientes es bastante diferente. Aunque hay muchas unidades que se van organizando así, la mayoría del sistema todavía está en un modelo de episodios agudos de enfermedad, no de pacientes con las enfermedades crónicas, que en muchos casos son múltiples, de edad avanzada y en ocasiones con problemática social asociada.

¿Cómo tiene que plantearse el modelo de atención a crónicos?

El modelo tiene que cambiar radicalmente para poder dar respuesta a las necesidades de los pacientes.

¿En qué ha influido la época post-COVID?

Pues que la accesibilidad ahora es relativamente peor. También hay una crisis en Atención Primaria a nivel general que está impactando claramente también en todo el sistema. Por ejemplo, a un paciente con migraña crónica le ven cada 6 meses. A lo mejor en el momento que en que le toca revisión se encuentra bien, pero a los 3 días empieza a tener una serie de ataques durante las siguientes semanas y necesita que le ajusten el tratamiento. La accesibilidad a un neurólogo para que te ajuste la medicación está dificultada.

¿Qué ocurre si está fuera de su ciudad en verano?

La atención urgente, lógicamente está asegurada, pero el desplazamiento geográfico no asegura una atención en consulta externa. Lo ideal es que siempre lleve al paciente el mismo equipo. Pero hay muchas consultas que no tienen sentido y se hacen, y otras veces el paciente necesita contactar y no puede. Ese es el problema del modelo del paciente crónico. Con respecto a los pacientes que tienen varias enfermedades, lo ideal es que les lleven los directores de orquesta, como pueden ser el médico de Atención Primaria o Medicina Interna. Al final, estos pacientes están fragmentados y les atienden distintos especialistas con una coordinación que está limitada porque la Atención Primaria tiene problemas de diferente índole.

¿Cómo se modifica la asistencia en la época estival?

Desde el punto de vista administrativo, se puede desplazar la tarjeta sanitaria a cualquier centro de Atención Primaria. Administrativamente, un paciente con enfermedades crónicas y con tratamientos delicados que va a estar un tiempo fuera de su residencia habitual lo que debe hacer es pedir una tarjeta de desplazado. Eso se hace en su centro de salud. En este sentido no hay problema. Otra cosa es que la accesibilidad del sistema esté limitada, pero eso es inevitable. En verano, lógicamente, se retrasan las citas, aunque se organiza lo mejor que se puede. Pero los profesionales sanitarios se tienen que ir de vacaciones.

¿Hay sustituciones de dichos profesionales?

Las sustituciones en el sistema no son al cien por cien, porque no hay profesionales suficientes y sería un gasto inasumible. Ante esta situación sí que hay cierto retraso en la accesibilidad.

¿Qué patologías se modifican más en el verano?

Depende de la patología, pero está claro que las temperaturas elevadas influyen, sobre todo, en pacientes mayores que estén tomando tratamiento diuréticos por cardiopatías.

En este contexto, ¿cómo influye el autocuidado?

Lógicamente cuanto más autocuidado se tenga, habrá menos riesgo de descompensación de las enfermedades. También hay pacientes que tienen que llevarse toda la medicación y deben tener cuidado con ella, porque hay pautas complejas que tiene que conservarse en determinadas condiciones y con diferentes cuidados que se deben respetar aún más con la modificación de temperaturas que suceden en los meses de verano. Aquí es clave el autocuidado, sea por el propio paciente o por su cuidador.

¿Cuáles son las pautas específicas de autocuidado?

Sobre el papel, Primaria es el eje de la educación para la salud y en enfermedades específicas se llevan a cabo en las unidades propias de dicha enfermedad, donde se hacen recomendaciones para el autocuidado y entrenamiento. También hay disponible información en webs y en aplicaciones.

¿Cuál es la tasa de autocuidado?

No obstante, la tasa de autocuidado y de la adherencia terapéutica no es todo lo buena que querríamos. Se sabe que los pacientes crónicos no más del 50 o 60 por ciento cumple el tratamiento de forma completa. La realidad es que no conseguimos que el paciente esté totalmente implicado y sea completamente adherente a su pauta terapéutica, tanto farmacológica como de modificación de estilos de vida.

¿Por qué sucede esta situación?

Por diversas razones: algunos que tienen muchos tratamientos, otros porque tienen dificultad para seguir los tratamientos, sobre todo los pacientes mayores o los que tienen algún tipo de deterioro cognitivo.

¿Se ve mermada la adherencia en los meses de verano?

Siempre que uno cambia su rutina hay un riesgo de menor accesibilidad, por ejemplo, a la farmacia comunitaria. No es lo mismo el paciente que ya tiene su farmacia de barrio,  de confianza y que está acostumbrado a ir, que cuando se desplaza y tiene que ir a otra, con desplazamientos más largos, con lo que se ve afectada la accesibilidad.

¿Se ven cambios en los grupos de edad?

La edad genera un mayor riesgo de que el paciente sea más dependiente y necesite más ayuda para el cuidado y la administración de medicamentos. A esto hay que añadir que sus cuidadores se van de vacaciones o sus familiares, por lo que siempre hay más riesgo de soledad, sobre todo en las personas con una situación de mayor vulnerabilidad social.

¿Qué recomendaciones ofrecen desde SEAPEC?

Es importante que el paciente crónico se asegure de tener correctamente la medicación en todo momento y en todo lugar. Si es preciso, deben hacer un traslado de la tarjeta sanitaria temporal y que lo hagan con tiempo. Si se requieren una valoración periódica es importante que no retrasen el traslado y lo hagan de forma adecuada para que pueda seguir sus revisiones periódicas en el periodo vacacional. También es muy importante seguir las medidas de autocuidado de sus patologías.

¿Tienen contacto con las sociedades de Primaria para la coordinación de esos pacientes?

Somos una sociedad muy joven, pero hemos entrado en contacto con todas las sociedades de Primaria y con las sociedades para la Medicina Interna, y en el futuro, sin duda, iremos desarrollando iniciativas conjuntas.

¿Qué papel tiene la formación?

Estamos trabajando en el desarrollo de programas de formación acreditada en diferentes aspectos de la cronicidad tanto para profesionales como cuidadores, a través de los recursos web. No obstante, nuestra idea es que también haya cursos presenciales e híbridos.

¿Cómo se encuentra la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad en el Sistema Nacional de Salud?

La estrategia de crónicos era un programa muy interesante que en su desarrollo ha quedado limitado en los últimos años. Hay que retomarlo, actualizarlo y seguir trabajando entre todos los profesionales para dar la mejor atención a los pacientes crónicos.

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