El control del perfil lipídico de los pacientes en prevención secundaria tiene una relación importante con la implicación del paciente en su patología, además de la adherencia terapéutica y el estilo de vida.
En general, cada vez más se va llegando a un mejor control lipídico, gracias al arsenal terapéutico disponible y a que cada vez las estatinas son de mayor potencia y de menor coste. Estudios como el EUROASPIRE (European Action on Secondary Prevention through Intervention to Reduce Events) y DA VINCI han demostrado como continúa existiendo un insuficiente control de cLDL como medida de prevención secundaria. En ocasiones, este hecho se debe a la inercia terapéutica en el uso de hipolipemiantes.
Con el arsenal terapéutico actual es posible alcanzar hasta los objetivos más bajos de LDL. El problema es que en ocasiones se utilizan dosis que no llegan a objetivos y hay que hacer un seguimiento analítico del paciente.
Control subóptimo
No obstante, a través de múltiples estudios y de metaanálisis se ha constatado un control subóptimo de cLDL en pacientes con enfermedad cardiovascular, ya sea como medida de prevención primaria o secundaria.
A la hora de valorar la no consecución de los objetivos en pacientes con dislipemia hay que tener en cuenta además del conocimiento del facultativo y de las limitaciones en prescripción de las diferentes áreas de salud, que en Atención Primaria hay una saturación de las consultas. A esto hay que añadir la falta de implicación del paciente en su patología y de olvidar sus controles. En el seguimiento del paciente crónico es importante el papel de enfermería.
Evidencia científica
Desde estudios como el EXPLORER se ha observado cómo la combinación de estatinas de alto poder hipolipemiante, como lo es la rosuvastatina, con ezetimiba ha sido superior tanto en cumplimiento terapéutico por parte del paciente como en el logro de rangos de control óptimo para los niveles de c-LDL.
Es necesario llegar a los objetivos y siempre hay tiempo para reducir la intensidad de los tratamientos si se considera necesario. Además, las estatinas más potentes suelen ser también las que menos efectos adversos tienen y menos interacciones con otros fármacos.
La limitación en ocasiones está en los objetivos de farmacia de los de los departamentos de salud según las distintas comunidades autónomas que determina qué tipo de estatina tiene que iniciarse al inicio y generalmente las de primer escalón son las menos potentes.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria Marina Ruiz Sánchez, Juan Bautista Davo Soler, Ana Pastor Morell y Ania Mora Concepción, de Alicante, y Jhony Giraldo Rendon, Julio José González Adrianza, Sergiu Nepotu y Alexander Llanos Parra.
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