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miércoles, 9 de diciembre de 2020

La insulina glargina ofrece un buen perfil de seguridad con control de hipoglucemias

La insulina glargina es un análogo de insulina de larga duración de acción de casi 24 horas y con un perfil de concentración plasmática plano, lo que permite un control adecuado de la glucemia basal a lo largo de todo el día con una sola dosis. Químicamente difiere de la humana en que se le ha sustituido el aminoácido aspargina de la posición A21 por glicina y se le han añadido dos argininas al carboxilo terminal de la cadena B. En los ensayos clínicos realizados la insulina glargina se ha demostrado una eficacia similar a la insulina NPH en términos de HbA1c y glucemia basal.

Está diseñada para formar microprecipitados en el tejido subcutáneo a partir de los cuales se liberan continuamente pequeñas cantidades de insulina, proporcionando un perfil constante, sin picos de concentraciones plasmáticas de insulina. Tras su administración, el comienzo de acción se manifiesta después de 1-3 horas y se mantiene durante aproximadamente 24 horas.

Indicaciones de la insulina glargina

Como insulina de acción lenta y prolongada, supone un tratamiento eficaz y seguro especialmente en los ancianos, donde con unas simples pautas se consigue alcanzar el objetivo de HbA1c con muy escasas hipoglucemias. Reduce la glucemia porque estimula la captura de glucosa en los receptores periféricos, especialmente en músculo y grasa y también inhibe la producción hepática de glucosa.

Su función es reemplazar la insulina que produce normalmente el cuerpo. A pesar de tener la insulina glargina puesta, se siguen teniendo los picos pandriales.

Posología

Su flexibilidad de una vez al día facilita la adherencia terapéutica del paciente. Disminuye el número de hipoglucemias y en el paciente con nefropatía se suele combinar con bolos de insulina pandrial.

Durante la pandemia donde se han producido complicaciones derivadas de la falta de seguimiento, se han detectado descompensaciones.

Esto es más visible en el paciente diabético tipo 1 donde se está sustituyendo totalmente la producción de insulina, aunque no del todo en el paciente diabético tipo 2 donde sí hay una cierta producción de insulina.

En ocasiones, en el tipo 2, no hay por qué poner una insulina rápida al inicio de la comida, pues se puede optar por un ADOs que suelen cubrir perfectamente estos picos.

Seguridad

La insulina glargina es una insulina muy segura en cuanto a la poca probabilidad de provocar hipoglucemia y cómoda porque se inyecta solo una vez al día y a cualquier hora, siempre a la misma hora. Se puede asociar a otro tipo de antidiabéticos, así como a insulinas rápidas.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores José Luis Lafuente Gutiérrez, Vicente Valor Font y Gracia Verdú, de Xátiva; José Valero Pérez, Luis Aguilar Cano y Pablo Serra Moliner, de Betera; José María Fernández Rodríguez, Ana María Blanco Badillo, Lucía Díaz Naya, de Gijón; Gonzalo Palomar Peris, Ana Villanueva Matoses, Julia Estal Zaballos y Concepción Mora Breso, de Valencia, y Alex Renato Villalobos Uriol, Marco Antonio Puma Duque, Pedro Ángel Barba Gálvez y Lorenzo García Haba.

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