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viernes, 6 de noviembre de 2020

“Para un diabético, proteger el riñón es proteger el corazón”

José Ignacio Cornago, del Servicio de Nefrología del Hospital Galdakao, en Bizkaia, es uno de los ponentes de la iniciativa Aborda DM2, impulsada por la Sociedad Asturiana de Diabetes, Endocrinología, Nutrición y Obesidad (Sadeno), para un abordaje integral del paciente con diabetes. Asegura que la enfermedad renal crónica está progresando “dramáticamente”, pese a lo cual no se están usando todas las armas disponibles, la principal de las cuales son los inhibidores de SGLT2, “el gran nefroprotector” actual que hasta ha demostrado que “podría prevenir la afectación renal diabética”.

Como nefrólogo, ¿cómo le explica a una persona con diabetes la importancia del cuidado del riñón?

 Es fundamental porque hay una alta frecuencia y prevalencia de afectación renal en personas con diabetes tipo 2. Hasta un 40% de estos pacientes desarrolla algún tipo de afectación renal, ya sea por albuminuria o por pérdida de filtrado glomerular, y según va cayendo este filtrado aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares. Hay que tener en cuenta que solo un 10% de las personas con diabetes va a llegar a diálisis, antes va a sufrir un evento cardiovascular o va a morir por problemas cardiovasculares. Así que para un diabético proteger el riñón es proteger el corazón.

¿Tan estrecha es la relación entre riñón y corazón?

Son los encargados de la homeostasis interna del organismo: el riñón mantiene la composición correcta de la sangre y el corazón la manda a los órganos. Tanto el corazón como el riñón están plenamente conectados por el síndrome cardiorrenal, si uno falla, tarde o temprano va a hacer fallar el otro. La enfermedad renal crónica es uno de los grandes eventos que aumenta el riesgo cardiovascular y al revés, los eventos cardiovasculares aumentan los problemas de nefrología diabética.

¿Se está produciendo un incremento de casos de enfermedad renal diabética?

Siempre ha estado presente, lo que ocurre es que ahora la medimos mejor, pero queda un largo camino hasta darle la importancia que tiene. Todavía la detectamos tarde, usamos unos parámetros que son un poco tardíos en la evolución de la afectación renal, así que queda un largo recorrido para encontrar mejores marcadores de afectación renal y para concienciar a toda la comunidad médica de la importancia de detectar la afección renal en diabéticos.

Entonces, ¿es un problema en aumento?

La enfermedad renal crónica está progresando, y dramáticamente, tanto en personas con diabetes tipo 2 como en personas que no la sufren, por eso hay que poner todas las armas y argumentos para frenarla. Hay un artículo de Alberto Ortiz de 2019 en el que se indica que si la enfermedad renal crónica en general, diabética o no, sigue progresando así, será a finales de este siglo la segunda causa de muerte después del Alzheimer. Esto es debido a que la población envejece más, cronificamos las enfermedades, todos los pacientes que sufren un evento cardiovascular tienen más esperanza de supervivencia… Todo esto hace que haya más enfermedad renal, aunque cada vez la detectamos más en estadios iniciales.

¿Cuál es la función ahí de la Atención Primaria?

Imprescindible, porque son los médicos más importantes para detectar esta enfermedad, son la primera línea. Hay que tener en cuenta que todo medicamento y toda actuación sobre estos pacientes siempre será menos beneficiosa que actuar precozmente sobre ellos, por eso es vital detectar y tratar cuanto antes.

¿Sigue siendo un problema infradiagnosticado?

Todavía sí, a día de hoy, sobre todo porque no estamos poniendo todas las armas que tenemos para frenar la progresión de la enfermedad renal en personas con diabetes. Hay que dar un paso más porque tenemos mejores herramientas para tratar, prevenir y evitar la progresión, así que hay que esmerarse. ¿Que cuáles son esas herramientas? Pues lo que ya sabemos del buen control de los factores de riesgo cardiovasculares y del uso del bloqueo del sistema renina-angiotensina. Y ahora tenemos los nuevos tratamientos como los análogos de GLP1 y sobre todo el gran nefroprotector que son los inhibidores de SGLT2.

¿Qué papel juegan estos inhibidores de SGLT2?

Estos fármacos los debemos incorporar en el tratamiento de la nefroprotección, integrarlos en el mejor tratamiento de la diabetes tipo 2. Su beneficio es tan importante que debemos plantearnos su uso en pacientes diabéticos con enfermedad renal hasta que no se demuestre lo contrario, siempre siendo cuidadosos con la ficha técnica. Lo que había hasta ahora no era suficiente, los inhibidores de SGLT2 aportan un paso más, demuestran una intensa nefroprotección en todo el espectro de afectación renal de las personas con diabetes.

¿Podrían incluso ayudar a prevenir la enfermedad renal diabética?

Su utilización supone dar un salto cualitativo importante, pero además los inhibidores de SGLT2 han demostrado que podrían prevenir la afectación renal diabética, al menos nos han dado unas pinceladas. Esto era ciencia ficción hace unos años, no nos lo podíamos esperar. Queda camino por recorrer, pero insisto en que hay una parte que tendríamos que tener ya recorrida, nos queda concienciarnos de la importancia y de aprovechar los tratamientos que tenemos ahora, que verdaderamente son beneficiosos. Queda saber más, pero con lo que sabemos ahora deberíamos estar haciendo más por prevenir y tratar la afectación renal, sigue habiendo una elevada prevalencia.

¿Los enfermos están teniendo acceso a esta medicación?

Creo que se podría aplicar mucho más, pero poco a poco vamos siendo conocedores de los beneficios y cada vez se usa más. No he notado que sea un tipo de tratamiento que se pida mucho, hablamos de un tipo de paciente más añoso y un porcentaje elevado no es conocedor de este tipo de fármacos. Pero el que tiene que ser conocedor y proponerlo es el médico, ya sea nefrólogo, cardiólogo, endocrino, internista y sobre todo el médico de Atención Primaria, que es el que más pacientes ve.

¿Es una enfermedad ya bien conocida?

Poco a poco se va conociendo más, sobre todo el mecanismo fisiopatológico por el cual la diabetes genera daño a nivel renal, algo a lo que los inhibidores de SGLT2 han ayudado mucho. Estamos en un momento dulce, por eso tenemos que aprovecharlo para concienciar y aportar mejor tratamiento. Estamos consiguiendo que los pacientes con enfermedad renal diabética tengan más esperanza de vida y con mejor calidad. Un enfermo de estas características tiene demasiados frentes abiertos, así que cuanto más tardemos en detectar más difícil será revertir los problemas y la morbilidad. Cuanto antes mejor porque vamos a tratar desde estadios mucho más iniciales, de ahí la importancia de la detección precoz y la atención.

Se habla del cambio de paradigma que se está produciendo en la nefropatía diabética, ¿en qué se traduce eso?

En que el control metabólico ya no es exclusivo, sigue siendo importante, pero se suman armas contra los problemas cardiovasculares, se frena la enfermedad renal y el aumento de peso… En definitiva, hay un mejor control de las personas que sufren diabetes tipo 2: hay un menor riesgo de eventos, una mayor esperanza de vida y una mejor calidad de vida. Y todo ello muy rápido, solo desde hace muy poco tiempo hemos empezado a tener estos fármacos que están haciendo posible este cambio de paradigma.

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