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jueves, 26 de septiembre de 2019

Medidas rehabilitadoras para fortalecer la musculatura del suelo pélvico

El tratamiento rehabilitador forma parte de la primera línea de tratamiento conservador. Se dispone de diferentes opciones terapéuticas, entre las que se encuentra el entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico (EMSP), el biofeedback, la electroestimulación y la estimulación del nervio tibial posterior (ENTP) para la incontinencia urinaria de urgencia (IUU).

De forma paralela a las modificaciones en el estilo de vida, que siempre se deben de implantar o recordar desde el inicio, el entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico y el tratamiento con el biofeedback son las primeras medidas rehabilitadoras que se deben de poner en marcha en el tratamiento de los STUI, “ya que tienen una eficacia comprobada para los distintos tipos de incontinencia, tanto para la incontinencia de esfuerzo (IUE), como para la incontinencia mixta, como para la IUU y para la vejiga hiperactiva (VH)”, comenta Ana Borobia Pérez, secretaria del Grupo de Trabajo de suelo pélvico de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF).

El EMSP y el biofeedback tienen como objetivo mejorar la función del suelo pélvico, la capacidad contráctil, el tono muscular, la estabilidad uretral y el ángulo anorrectal. “Las contracciones voluntarias de la musculatura del suelo pélvico que conseguimos con este entrenamiento pueden inhibir la contracción del detrusor, mejorando la urgencia en la IUU. Este entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico se debe ofrecer a los pacientes desde el inicio, durante al menos 3 meses, como tratamiento de primera línea para mujeres con incontinencia urinaria de esfuerzo o mixta”, indica la especialista, quien explica que el EMSP consta de 3 fases, la fase de concienciación, la de entrenamiento y la de mantenimiento.

 Objetivos

La primera fase tiene como objetivo aprender a localizar y contraer correctamente la musculatura del suelo pélvico, eliminando las sincinesias musculares y aprendiendo a coordinar esta contracción con la respiración. Para mejorar esta percepción de la musculatura, es decir, “para identificar correctamente cuál es el músculo que queremos contraer y cómo contraerlo y qué músculo no debemos de contraer, se combina el EMSP con el biofeedback, que ayuda a esta toma de conciencia mediante un estímulo visual, auditivo o táctil, unido a sondas vaginales; recomendándose asociar el EMSP y el biofeedback en mujeres con IU de esfuerzo, ya que otorga mayores beneficios que si emplean estos tratamientos por separado”.

Por su parte, en la fase de entrenamiento se deben de trabajar las contracciones lentas y sostenidas, que son las responsables del mantenimiento del tono constante y de la continencia en reposo, y las contracciones rápidas, las cuales se contraen y se reclutan durante los aumentos súbitos de la presión intraabdominal como en un estornudo, una tos o al coger un peso. No hay que dejar a un lado el denominado The Knack Maneuver, que es un bloqueo conjunto del periné, abdomen y diafragma antes de realizar un esfuerzo -por ejemplo, al coger un peso-, para evitar las pérdidas con estas maniobras.

Tres meses

Los programas de rehabilitación resultan ser más eficaces si se ofrecen durante al menos tres meses, tan intensivos como sea posible y supervisados por un profesional.

La última fase es la de mantenimiento, que es crucial para mantener e incrementar los beneficios obtenidos y la calidad de vida de las pacientes a corto y a largo plazo, debiéndose incorporar el EMSP a su vida diaria para siempre.

En opinión de la especialista, en esta fase es donde se precisa de la máxima colaboración e implicación por parte del paciente, “ya que, si se abandonan estos ejercicios en el domicilio, se perderán los beneficios obtenidos en las fases previas.

De forma complementaria, pero nunca sustituyendo al EMSP en combinación al biofeedback, se puede recomendar otro tipo de ejercicios, como los ejercicios hipopresivos o los de tonificación abdominal, lumbar y glútea”.

Otras técnicas

En rehabilitación también se utiliza la electroestimulación, que consta de un estímulo eléctrico endocavitario indicado en los pacientes que presentan un tono muscular del suelo pélvico muy bajo al inicio de la rehabilitación y con los EMSP no es suficiente.

Otra terapia de rehabilitación es la estimulación del tibial posterior (ENTP), que en el contexto de los STUI tiene su indicación en la vejiga hiperactiva (VH) y en la IUU. Mediante unos impulsos eléctricos administrados a nivel supramaleolar interno (región interna y superior de la tibia) en el recorrido del nervio tibial posterior, de manera transcutánea o percutánea, se consigue que de forma retrógrada se estimulen los centros sacros del control de la micción, en concreto de la raíz S3 (inhibición del plexo parasimpático), se consigue un efecto inhibitorio sobre el músculo liso vesical, inhibiéndose y se inhiben las contracciones involuntarias del detrusor.

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