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viernes, 1 de marzo de 2019

Factores genéticos e inmunológicos hacen a algunos niños susceptibles a las bacterias de faringitis estreptocócica

Cada año, alrededor de 600 millones de personas en todo el mundo sufren de estreptococos; pero para algunos niños (y sus padres) es más que un problema ocasional, sino que es una pesadilla recurrente. Sin embargo, no estaba claro por qué algunos niños son propensos a ataques repetidos de estreptococos, mientras que otros parecen ser más o menos inmunes. El último estudio realizado por investigadores del Instituto de Inmunología La Jolla (LJI, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, proporciona las primeras pistas de por qué algunos niños son más susceptibles que otros a contraer amigdalitis por estreptococos del grupo A, más conocida como estreptococos en la garganta.

Sus hallazgos, publicados en la edición de este miércoles de 2019, de la revista ‘Science Translational Medicine’, sugieren que la amigdalitis recurrente es una enfermedad multifactorial en la que factores inmunológicos combinados con una susceptibilidad genética subyacente permiten que el estreptococo del grupo A invada una y otra vez a las gargantas de ciertos individuos. Los científicos predicen que comprender mejor por qué algunos niños no desarrollan inmunidad protectora abre la puerta al desarrollo de una vacuna para protegerse contra la faringitis estreptocócica.

“Tenemos más de 100 años de experiencia con esta patología, pero realmente no hubo una buena explicación de por qué algunos niños sufren de estreptococos recurrentes –afirma el autor principal del estudio, Shane Crotty, profesor de la División de Descubrimiento de Vacunas en La Jolla–. Creemos que esta es la primera evidencia sólida de que existe un componente inmunológico importante además de uno genético y que juntos contribuyen a la faringitis recurrente de estreptococo. Vamos a tratar de desarrollarlo”.

“La faringitis estreptocócica repetida es la segunda indicación más común para la extirpación de las amígdalas en los niños. Como todas las cirugías, esta también conlleva ciertos riesgos, pero hay datos recientes que sugieren que la amigdalectomía puede elevar el riesgo de enfermedades del tracto respiratorio superior a largo plazo”, dice el coautor principal Matthew Brigger, jefe de la División de Otorrinolaringología del ‘Rady’s Children’s Hospital’ de San Diego. “Mi esperanza es que a medida que aprendamos más sobre las causas de las infecciones recurrentes de estreptococos, podamos intervenir antes de que ocurran”, añade.

Una bacteria que puede causar neumonía, escarlatina, impétigo, llagas y fascitis necrotizante

La faringitis estreptocócica es una de las diversas afecciones causadas por la bacteria ‘Streptococcus pyogenes’, más conocida como ‘Streptococcus’ del grupo A (GAS, por sus siglas en inglés). Puede causar neumonía, escarlatina, impétigo, que provoca llagas en la piel altamente infecciosas, y fascitis necrotizante, la temida enfermedad de la carne. A diferencia de la fascitis necrotizante, la faringitis estreptocócica se trata fácilmente con antibióticos; pero si no se diagnostica, también puede llevar a complicaciones graves.

“Aquí en Estados Unidos, rara vez vemos las consecuencias de las infecciones por GAS no tratadas”, afirma la primera autora Jennifer Dan, que tiene una cita como asociada clínica en LJI, lo que le permite dividir su tiempo entre ver pacientes en la UC San Diego y realizar una investigación avanzada en el laboratorio de Crotty. “Pero la faringitis estreptocócica recurrente es una gran preocupación en el mundo en desarrollo porque los niños que no reciben antibióticos tienen un riesgo real de desarrollar fiebre reumática aguda o enfermedad cardiaca reumática, que es una causa importante de patología cardiaca adquirida entre los adultos jóvenes en el mundo”, apostilla.

Tratando de comprender el misterio de larga duración de por qué algunos niños están predispuestos a los frecuentes ataques de amigdalitis por GAS y cómo se ve su respuesta inmunitaria, los científicos recurrieron a las amígdalas. Las amígdalas son estructuras similares a nódulos linfáticos ubicadas en cada lado de la parte posterior de la garganta. Pequeños bolsillos, o criptas, en su superficie recolectan y albergan muestras de microbios y pueden convertirse en el caldo de cultivo del GAS.

Dan recogió los tejidos de las amígdalas de una cohorte de niños de 5 a 18 años a quienes se les extrajeron las amígdalas, bien porque sufrieron de estreptococos en la garganta por estreptococos o se sometieron a una amigdalectomía por razones no relacionadas, como la apnea del sueño. Estaba particularmente interesada en los centros germinales, los centros centrales donde las células B tienen que unirse con las llamadas células T ayudantes foliculares (células Tfh) para comenzar a producir anticuerpos.

Además de una disminución significativa en la frecuencia de las células T ayudantes foliculares y B, las amígdalas de niños con amigdalitis recurrente tenían áreas de centros germinales consistentemente más pequeñas en general. “Estos niños tienen una mala respuesta del centro germinal –apunta Dan–. Curiosamente, se asocia con una respuesta de anticuerpos particularmente deficiente a SpeA, que es un aspecto importante de la inmunidad protectora”.

Abreviatura de exotoxina pirogénica estreptocócica, SpeA no es un componente esencial del genoma de GAS. Sin embargo, surgió una versión particularmente potente de la toxina en las bacterias en la década de 1980 y estas cepas arrasaron rápidamente el mundo convirtiéndose en la causa más frecuente de estreptococo en la garganta. Los niños en el grupo de control tenían niveles altos de anticuerpos anti-SpeA, lo que indicaba que habían estado expuestos a la bacteria, pero no enfermaron.

Entre los niños con amigdalitis GAS recurrente, la enfermedad era probable que se desarrollara en la familia, lo que sugiere un componente genético. Las pruebas genéticas revelaron dos variantes genéticas específicas en la región HLA, que determinan cómo los patógenos interactúan con el sistema inmunológico y que se asociaron con una mayor susceptibilidad a la amigdalitis recurrente y una que protegía contra la enfermedad.

“Dado que tanto la conexión inmunológica como la conexión genética están vinculadas a una respuesta de anticuerpos insuficiente contra SpeA, sugiere que reconocer este factor es en realidad un problema clave para estos niños –dice Crotty–. Tener una vacuna que entrena el sistema inmunitario por adelantado podría estimular una respuesta inmunitaria protectora que puede prevenir los ataques recurrentes de amigdalitis”.

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