Los eructos son las emisiones de
aire retenido en la parte alta del aparato digestivo, cuya causa habitual está
en la ingestión de mucho aire con el alimento, en la mayoría de las ocasiones por una técnica incorrecta en la
administración de la lactancia materna o de una incorrecta preparación y
administración del biberón en el caso de lactancia con leche de fórmula.
El aire retenido tiene necesidad de ser expulsado. Las
pequeñas burbujas de aire que deglute se van uniendo formando una burbuja
grande que busca su salida a través del esófago hasta el exterior. Los eructos
pueden ser inmediatos a la toma de alimento o expulsarse entre tomas, ya que si
se acuesta enseguida al bebé, éste tarda más en conseguir una burbuja lo
suficientemente grande como para expulsarla, estando molesto hasta que lo
consigue.
¿Qué puedes hacer?
Puedes darle a tu hijo golpecitos suaves en la espalda y,
en caso de llanto por dolor abdominal, masajes en la barriga manteniéndolos en
la posición de sentado. Existe medicación que reduce la producción de gases por
bacterias a nivel intestinal pero su eficacia en niños es dudosa.
El tratamiento más eficaz sería prevenir la ingesta de
aire mediante una buena técnica de alimentación. En el caso de los lactantes
colocando al bebé durante la toma en vertical ligeramente inclinado hacia atrás
y hacia la izquierda, expulsión correcta de eructos, etc.
Dependiendo de la causa de los eructos incontrolables, tu
hijo puede encontrar aliviar los eructos con antiácidos, cambio de dieta o
medicamentos. Cuando no existe una patología, comer despacio y evitar
determinados alimentos y bebidas debería ser suficiente para notar una mejoría.
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