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lunes, 25 de marzo de 2019

El entrenamiento de fuerza puede reducir el riesgo de diabetes en la obesidad

El entrenamiento de fuerza durante un corto periodo de tiempo puede reducir las reservas de grasa en el hígado y mejorar el control de la glucosa en la sangre en ratones obesos, según un estudio. El trabajo informa que el entrenamiento de fuerza durante un corto periodo de tiempo, menos de lo que sería suficiente para cambiar la composición de la grasa corporal en humanos, fue suficiente para reducir la acumulación de grasa hepática y mejorar la regulación de la glucosa en sangre en ratones obesos, incluso sin pérdida general de peso corporal.

Estos hallazgos, publicado en ‘Journal of Endocrinology’, sugieren que el entrenamiento de fuerza puede ser una estrategia rápida y eficaz para reducir el riesgo de enfermedad del hígado graso y la diabetes en personas obesas. La obesidad es una epidemia mundial de salud en crecimiento que necesita estrategias de intervención más eficaces para evitar complicaciones debilitantes, como la enfermedad del hígado graso y la diabetes.

Aproximadamente, el 94 por ciento de las personas obesas son diagnosticadas con enfermedad del hígado graso no alcohólico, lo que conduce a la inflamación en este órgano vital y afecta a su capacidad para regular la glucosa en la sangre. Esto eleva el riesgo de diabetes tipo 2 y sus complicaciones graves asociadas, incluyendo daño a los nervios y riñones.

Aunque el aumento de la actividad física es un método ampliamente aceptado para mejorar la salud y ayudar a perder peso, los beneficios relativos de diferentes tipos, duraciones e intensidades de las actividades físicas aún están bajo gran debate. Una gran cantidad de investigación se ha centrado en los beneficios del ejercicio aeróbico que quema energía, a menudo descuidando los beneficios potenciales de la fuerza de construcción muscular y el entrenamiento de resistencia.

Reducción del hígado graso y los marcadores inflamatorios

En este estudio, Leandro Pereira de Moura y sus colegas de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Campinas en Brasil, investigaron los efectos del ejercicio basado en la fuerza sobre la acumulación de grasa hepática, la regulación de la glucosa en sangre y los marcadores de inflamación en ratones obesos. Los roedores obesos realizaron entrenamiento de fuerza durante un corto periodo de tiempo, cuyo equivalente en humanos no sería suficiente para cambiar su composición de grasa corporal.

Después de este entrenamiento a corto plazo, los animales tenían menos hígados grasos, reducción de los niveles de marcadores inflamatorios y mejoras en la regulación de la glucosa en sangre, a pesar de que no había cambios en su peso corporal total.

El doctor Pereira de Moura comenta: “El hecho de que estas mejoras en el metabolismo se produjeron en poco tiempo, aunque la cantidad total de grasa corporal no cambió, sugiere que el entrenamiento de fuerza puede tener efectos positivos en la salud y afectar directamente a la función hepática y el metabolismo. Puede ser una estrategia más efectiva, no farmacológica y de bajo costo para mejorar la salud en la obesidad”.

Pero advierte: “Aunque estos hallazgos muestran un claro beneficio en ratones obesos, imitar el entrenamiento de fuerza en animales es difícil. Se requiere más investigación tanto en animales como en personas para comprender realmente cómo el entrenamiento de fuerza afecta al metabolismo hepático. Se debe tener en cuenta que estos beneficios para la salud serían aún más efectivos si estuvieran acompañados por una reducción de la grasa corporal. Sin embargo, según estos hallazgos, se puede dirigir a las personas obesas a aumentar su actividad a través del entrenamiento de fuerza, pero siempre deben consultar primero a su médico de atención primaria”.

Pereira de Moura y sus colegas ahora planean investigar los mecanismos que subyacen a estos hallazgos, identificar cómo pueden maximizarse y ayudar a diseñar una guía real para las personas obesas. Actualmente, están realizando estudios que examinan el impacto de diferentes protocolos de ejercicio, como el ejercicio aeróbico o el ejercicio aeróbico combinado con el entrenamiento de fuerza, sobre la acumulación de hígado graso.

Es posible que al comprender mejor cómo el entrenamiento de la fuerza mejora la función hepática, se puedan identificar nuevos objetivos para la intervención con medicamentos que puedan prevenir o reducir el riesgo de enfermedad del hígado graso y la diabetes tipo 2 en la obesidad.

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